jueves, 26 de mayo de 2011

Cronicas de Dragones I

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entado a la luz del ocaso en aquel anciano cerezo que a muchas generaciones ha cobijado y que tantos devenires ha visto recuerdo las leyendas que los ancestros decían a los jóvenes y a mi memoria acude una que habla de tiempos inmemoriales…

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ntes de los tiempos que la historia registra y cuando la misma se pasaba de padres a hijos el día y la noche eran prácticamente uno solo llegando a crear confusión en los seres vivos y mas en aquellos que vivían de los frutos de la tierra… Esto era visto por los grandes sabios que en silencio nos observaban y entre ellos hablaban sobre todo ser viviente y en especial de nosotros. La confusión que en nuestros corazones y mentes reinaba y a los grandes sabios que habitaban en lejanas cuevas. Entre ellos hablaban de cómo a alguno que otro sin importar su raza habían tocado al grado que sus “hermanos” lo llamaron loco y así el tiempo transcurría… El devenir del tiempo pasaba y nada acontecía.

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lego un día, si se le puede decir día a lo que se vivía. En que dos pequeños perdidos en el bosque se acercaron a una cueva habitada por los dos sabios mas ancianos. Seres que habitaban el lugar desde tiempos de antaño y que en silencio escuchaban mas dejaban que el devenir de los seres fuese aquel que ellos quisieran. Llego el momento de reposar y los pequeños confundidos y llenos de temor a la cueva se encaminaron… Recordaron las palabras de los ancianos sobre quienes habitaban en ese paraje y decidieron detenerse en un arroyo cercano… No podían llegar con las manos vacías no era educado el llegar sin un obsequio… Mas los ellos que perdidos estaban  no atinaron mas que a tomar abrojos del arroyo arrastrados por la corriente, agradeciendo a la gran madre tierra por su obsequio continuaron hacia la cueva en busca de refugio…

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brazados dentro y temblando de miedo con el burdo obsequio entre sus piernas trataron de conciliar el sueño, mas no podían a cada momento sus pequeñas mentes se llenaban de temor. Entre sueños y vigilia dos rugidos escucharon suaves como el murmullo del agua en el arroyo al correr, pero lo suficientemente sonoros para ponerlos en alerta. Con voz atronadora se les pregunto quiénes eran y que hacían en esa cueva, lejos de todo y de todos… Ellos, con arrojo, dominaron su miedo y solo contestaron dos pequeños perdidos en busca de refugio. Sus nombres escapan a mi memoria pues de esto hace muchas eras… Traemos un obsequio pues sabemos que no se puede llegar con manos vacías.

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esplegaron un torpe atado donde los abrojos habían colocado… Mas abrojos ya no había en su lugar cristales multicolores aparecían. Sorprendidos enmudecieron pues desconocían que acontecía… El mas anciano de los grandes sabios que habitaban la inmensa cueva se acercó y con voz de trino hablo… No teman pues lo que aquí ha pasado tiene una explicación… La reconfortante voz del gran sabio inundo de calma la cueva, sillas y mullidas camas aparecieron y después de sentarse los pequeños escucharon.

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o acontecido esta noche se llama magia y nosotros somos sus guardianes. Pueden llamarnos Dragones y también les haremos un presente pues hemos escuchado el llamado de sus ancestros. Mis regalos, dijo el primero son estos pergaminos en ellos están las pautas para construir caminos y mañana cuando abran sus ojos una de mis bolas de fuego iluminara el cielo y mis alas se desplegaran para ampliar el horizonte el cual deben de caminar. Mis regalos, hablo el segundo sabio, con la voz reconfortante de una madre. Durante los momentos de reposo una fresca brisa los reconfortara, mis alas con plateados destellos los abrigaran y mi cara como un gran disco de plata velara sus sueños… Así hablaron los grandes sabios a los pequeños, que al amanecer siguiente en sus camas se enconrtaron.

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e esto hace muchas eras ya… Y los tiempos de los acontecimientos escapan ya a mi memoria, hablo así de la misma forma en que mi padre me hablo y mi abuelo antes de él… Ahora a la sobra del viejo cerezo, mientras contemplo el plateado espejo que nuestros sueños vela fijo mi mirada en el horizonte y sé que no estamos solos. Las enseñanzas han sido difundidas y mañana en una gran odisea partiré… Que los Dragones guarden y quien mi camino.

sábado, 14 de mayo de 2011

Caos – Orden y El Ouroboros Inicio Teórico en Magia Draconiana


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esde tiempos inmemoriales el hombre siempre ha tratado de comprender el ciclo natural de las cosas y de las situaciones que vive y lo rodean. Y todo es un simple círculo en donde hay un comienzo y un fin y en el que se regresa al mismo comienzo. Este ciclo es representado por un Dragón devorándose así mismo.
         El Ouroboros como se llama a esta figura representa todo principio y todo fin. Y al final nuevamente el renacimiento. El Ouroboros representa tanto el Caos como el Orden de todas las cosas. Ya que no puede existir orden sin caos y caos sin orden.
         Dentro de la magia Draconiana el Ouroboros representa el comienzo del camino así como el fin del mismo y su renovación. Pues el Mago practicante de la Magia Draconiana esta siempre en movimiento ya que se reinventa a sí mismo, se crean y es capaz de cambiar y modificar su entorno. Es capaz de comprender lo que el Caos y el Orden significan, vivir y convivir con ellos. Es capaz de encontrar el equilibrio entre ambos y hacerlo parte de su vida. Comprende, por medio de la práctica y el estudio que tanto Caos como Orden son parte de un todo.
         El ciclo que representa el Ouroboros es aplicable a todo lo que el Mago practicante realiza desde el día a día hasta todo su ciclo vital.

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l Ouroboros marca el principio y el fin del todo. Así también desde el punto de vista de la alquimia, hablando de la alquimia esotérica y no química simple. Quiere decir que en verdad nada se crea sólo se transforma.
         Y de eso trata la Magia Draconiana de transformarse uno para crecer espiritualmente y como ser humano. Así también mejorar su entorno y sociedad mediante la práctica esotérica.
         Todo principio y todo fin tienen una parte caótica, pues ningún principio es fácil y ordenado al igual que todo fin de ciclo, más después de ese principio llega un equilibrio en donde el Orden está presente y hay un perfecto balance entre ambas fuerzas pues nada es perfecto y es labor del Mago practicante encontrar ese equilibro en todo ciclo que inicie y termine.
         Este ciclo de Orden y Caos se puede admirar en perfecta armonía en la naturaleza, como ejemplo es suficiente el ver en la naturaleza al predador cazar a su presa… La cacería y persecución son Caos total mas dentro de ese Caos existe un Orden pues cada participante sabe de forma consciente o inconsciente cual es el Orden en los caóticos eventos que están aconteciendo… Pero hablar de lo que en la naturaleza sucede en cuanto a Orden y Caos es redundar y hablar de lo ya conocido.

         Lo expuesto en párrafos anteriores es de lo que la Magia Draconiana trata. Del comienzo y fin de quien la práctica pero al mismo tiempo su renacimiento en un nuevo ciclo, comprende que tanto el Caos como el Orden son el todo y lo asimila. Acepta los cambios que se presentan en su ciclo vital como pequeños ciclos de renovación. Mas también conoce la práctica de la misma, la integra de una sutil manera a su vida cotidiana. Pues mediante la práctica de la Magia Draconiana moldea su entorno, tanto crea como transforma situaciones en beneficio de quienes lo rodean y en el suyo propio. Y sabe, que al estar ligados el Caos y el Orden, que no debe de sobre usar o abusar de la misma.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Brodek

Llegó el día. El joven dragón Brodek tendría que elegir su bando, y convertirse en un dragón de la noche o en un dragón de la luz. Ambos grupos, enemigos naturales, se odiaban a muerte, y cada dragón, al llegar su tiempo, tenía que escoger uno de los bandos y formar parte de su ejército.
Casi todos se decidían siendo aún pequeños, y se entrenaban durante años, antes del cambio definitivo. Pero Brodek no lo tenía claro. Y ya no le quedaba tiempo. Al amanecer, sus alas se cubrirían con el azul de la noche o el dorado del sol, y permanecerían así para siempre, y todo su ser odiaría al sol o a la luna sin poderlo remediar. Era el precio del mágico y funesto don de escupir fuego.

Por eso Brodek había ido a pensar al bosque, donde esperaba encontrar una respuesta. Pero allí, sentado, en el silencio de la noche, no había respuestas. Sólo una luna llena blanca y preciosa, con pálidos brillos de plata. Y el viento en las hojas de los árboles, más suave y frío que de constumbre, como despidiéndose del joven dragón. Y la noche, una noche profunda llena de estrellas lejanas... Por nada del mundo quería Brodek convertirse en un dragón de la luz para odiar toda esa maravilla, y sintió cómo sus alas comenzaban a teñirse lentamente con el color de la noche.
Pero la noche fue perdiendo fuerza para dar paso a las primeras luces del alba. Era ese uno de los momentos favoritos del dragón, y disfrutó de los tonos rosados del cielo, del suave calor del primer rayo de sol en la cara, de los brillos de cristal y fuego en las aguas y de la alegría que despertaban en el bosque los primeros cantos de los pajarillos... No, tampoco quería ser un dragón de la noche para odiar tantísima belleza.

Y antes de que las lágrimas inundaran sus ojos, antes incluso de saber cuál era el color definitivo de sus alas, Brodek voló hasta la laguna, se sumergió cuanto pudo en ella para calmar su sed de paz, y voló hacia el cielo, tan alto como pudo, como tratando de escapar de la injusta tierra y de su cruel destino. Y cuando estuvo tan lejos que el frío le impedía mover las alas, abrió la boca para soltar su gran llamarada, como queriendo gastarla completamente, o no haberla tenido nunca.
Pero en lugar de fuego, de su boca surgió una finísima capa de escarcha que cubrió los campos, como si su deseo de paz y el agua de la laguna hubieran obrado un milagro. Y sólo entonces descubrió que no sería un dragón de la noche, ni un dragón de la luz, pues una de sus alas pertenecía a la luna, y la otra la sol.
Y cada cierto tiempo, Brodek vuelve a decorar los campos con su mágico aliento escarchado, como queriendo recordar al mundo que no es necesario elegir entre el día y la noche cuando no se sabe odiar.